El salario emocional es un tema al que hoy muchas empresas y trabajadores ya empiezan a prestar atención. Aunque principalmente es el sueldo es la principal motivación, no significa que la hasta hora intangible «palmadita en la espalda» o tu relación personal con los compañeros de trabajo no tenga importancia en tu nivel de satisfacción profesional. La tiene y ahora, además, es un concepto mucho más sofisticado y cuantificable.

«El salario emocional está constituido por aquellos beneficios no económicos que obtenemos del trabajo. Fundamentalmente aquellos que nos motivan, cambian nuestra percepción del trabajo y nos llevan al desarrollo personal y profesional. Es subjetivo y será diferente para cada individuo. Para algunas personas, el aspecto más importante del trabajo puede ser la oportunidad de socializar y hacer amigos. Mientras que para otras esto puede no tener ninguna relevancia. Al mismo tiempo, «el tener la oportunidad de convertirse en un experto en cierta área o de potenciar su creatividad puede ser lo que otras personas más valoran», explica la web del Emotional Salary Barometer, plataforma dedicada a la promoción del salario emocional.

Los factores para medir el salario emocional.

El Emotional Salary Barometer utiliza los siguientes renglones para medirlo:

  • La autonomía que tienes para gestionar tus proyectos según tu propio estilo y criterio y la creatividad con los que los desempeñas, pero teniendo en cuenta también la inspiración y la nueva perspectiva de las cosas que puede brindarte tu trabajo.
  • El disfrute: ¿Te diviertes en la oficina? ¿te ríes con tus compañeros de trabajo?) o la maestría con la que desarrollas tu trabajo son parámetros que también influyen de manera decisiva en tu grado de satisfacción laboral.
  • Pero hay más. El salario emocional también puede medirse por el sentimiento de pertenencia al grupo o a la organización, así como el sentimiento de propósito, definido como la sensación de que tu trabajo contribuye decisivamente a los objetivos de la compañía. Además, debe tener en cuenta la dirección, entendida como la capacidad para que tu carrera tenga proyección más allá de tu puesto actual, y el crecimiento profesional, que te permite desarrollar tus capacidades sin estancarte por el camino. Pero también el crecimiento personal, que consiste en encontrar la mejor versión de ti misma.

¿Cómo puedes «calcularlo»?

Puedes utilizar la herramienta del barómetro o empezar por un pequeño ejercicio. De entre los diez factores que lo determinan, trata de identificar los que para ti son más importantes. Después, analiza si tu empresa hace lo suficiente por satisfacerlos. Eso te dará una pista importante sobre si tienes que pedir o no un aumento de salario emocional.

Según el barómetro, cada colaborador debe ser responsable de reclamar un salario emocional justo a su empresa, aunque evidentemente los jefes y las organizaciones también juegan un papel fundamental en esto. Algunas empresas ya han entendido la importancia de este concepto y lo utilizan para atraer y retener talento a través de la implantación de jornadas laborales flexibles, servicios de guardería o espacios de trabajo que permiten momentos de descanso y esparcimiento. Sin embargo, existe una inquebrantable regla de oro: jamás se puede aceptar un salario económico bajo a cambio de un salario emocional alto. Son conceptos complementarios, no sustituibles.