No me cabe duda de que todos, sin excepción, hacemos lo posible para estar bien. Incluso dentro de las alteraciones de personalidad más complejas, se hace todo lo posible por sentirse bien todo el tiempo. Algunos lo harán escapando de sus realidades dolorosas, otros estableciendo apegos que los hagan sentir seguros y están los que buscarán la paz y el silencio para obtener un estado al que llamarán bienestar.
La humanidad vive una época en la que el concepto de bienestar está por todos lados y donde estamos llenos de información de cómo obtenerlo. Todos queremos y necesitamos sentirnos bien con nosotros mismos y con el proceso de la vida. Ahora bien, ¿cuál es este concepto que se parece tanto a la felicidad y que la mayoría de las veces buscamos afuera en vez de mirar hacia adentro?
Aquí está el primer punto en el que quiero reflexionar: El bienestar o “estar bien» no depende solamente de condiciones externas, sino más bien de la forma interna de mirar aquello que está afuera de nosotros. El camino a lograr este estado se encuentra en el diálogo que tenemos todo el tiempo con nosotras mismas. Cómo nos tratamos y lo que nos decimos todo el día va a determinar en gran medida cómo nos vamos a sentir. Hablarse bonito es una hermosa clave para lograrlo.
El segundo punto tiene que ver con la conciencia de nuestras decisiones. En ese pequeño espacio de libertad que tenemos los seres humanos parece estar el secreto de nuestra paz. Frente a cada situación tenemos dos opciones: una es actuar como la mayoría, en piloto automático y sin darnos cuenta de nuestras decisiones. La otra es tomar toda conducta, por pequeña que sea, como un acto de libertad y conciencia que nos permita sentirnos en paz y, sobre todo, con el orgullo de haber actuado en congruencia con nuestra identidad. Aquí llegamos al concepto clave: la congruencia entre lo que somos y lo que pensamos. Mientras más coraje y valentía tengamos para tomar decisiones que nos hagan sentir coherentes, más bienestar podremos experimentar.
Esto significa que para estar satisfechas con nuestras acciones debemos estar en paz con nuestros pensamientos. Estos determinarán lo que sentimos y desde ahí hacia las acciones habrá solo una línea que nos hará sentir un silencio muy parecido a la paz.
Por eso, el bienestar no depende de nada externo. Podrá verse modificado, pero el verdadero sentido de esta palabra está determinado por lo que pasa dentro de nosotras en cada acción. No menos importante, hay que cuidar nuestro cuerpo físico, mental, emocional, energético y espiritual para que este estado cumpla su función a plenitud.
Entonces, te invito a trabajar desde adentro hacia afuera, a ser consciente de cada decisión y apagar el piloto automático para realizar un ejercicio de libertad. Solo así, aunque provoque temor, podremos acercarnos a una definición sana y plena de esto que todos quieren sentir, pero que pocos logran experimentar en un sentido pleno y saludable.
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