Una palabra de cuatro sílabas que vino para quedarse en este lado del mundo… y las imágenes no mienten. La mascarilla ha estado presente en otros episodios de la historia y en otros países, donde la contaminación ambiental es el pan de cada día.

Una nueva normalidad

El escenario de la pandemia tiene varias connotaciones, en primer lugar, por ejemplo, para la industria textil representa un nuevo ingrediente: la mascarilla, una necesidad más allá del sector médico que se ha vuelto de uso genérico.

Este componente nos conduce a un proceso creativo que anteriormente había estado militando en las pasarelas de fama mundial, basándose en la necesidad de una parte del mundo, Asia. En esta región en específico, sus habitantes ya habían hecho de esta pieza un accesorio del día a día, pero ahora formará parte del atuendo cotidiano de todo el mundo en el futuro próximo y con la que pretendemos desafiar al enemigo común: el virus.

 

modelo desfilando con mascarilla

En la medida que conocemos más sobre este virus que nos acecha y comprobamos su transmisión y propagación, se hace inminente su uso. Siempre nos hemos expresado a través de los rostros. Pues bien, con esta pieza sobre nuestras caras, dejamos claros que buscamos cuidarnos, pero también es un acto que va un poco más allá: desafiar a nuestro enemigo más inmediato.

Aunque  la mascarilla no es la solución, sin dudas es parte importante de ella, vamos a darle la cara a nuestro adversario con una estética acorde a la creatividad que impera en los artistas y creativos de este tiempo, esto no quiere decir que no estamos en medio de una crisis,  más bien animo a los diseñadores de moda a buscar su inspiración dejando en sus libros de bocetos los trazos que reflejarán el momento histórico que estamos viviendo.

 

La moda es la vocera de nuestras realidades más arraigadas»