Si te interesa el cuidado de la piel, seguramente has oído hablar de los retinoides, una de las familias de activos con más estudios y con una eficacia clínica muy comprobada. Son derivados de la vitamina A y se usan para mejorar la apariencia de la piel, reducir arrugas y tratar el acné. Aunque hay varios, los más conocidos son el retinol, el retinal (o retinaldehído) y el ácido retinoico. Parecen similares, pero cada uno tiene sus propias características y niveles de potencia. ¡Te explico!
¿Cuál es la diferencia entre retinol, retinal y ácido retinoico?
Retinol
Es el más suave, gentil y común en productos de belleza que contienen estos activos. La piel lo convierte en retinaldehído y luego en ácido retinoico para que haga su efecto. Es una excelente opción si nunca has usado retinoides, ya que es más tolerable. Generalmente viene en sérum, con concentraciones entre 0.1% y 1%. Es ideal para principiantes o pieles sensibles.
Pro tip: Si el empaque dice “Retinol Complex”, es porque el retinol viene en un complejo con otras moléculas, por lo que la concentración real es menor de la que indica el envase, y el efecto del retinol como tal será más lento.
Retinal (retinaldehído)
Es un paso intermedio en la conversión del retinol hacia ácido retinoico. Por lo tanto, es un poco más potente que el retinol y más gentil que el ácido retinoico. Es ideal para cuando ya has utilizado productos con retinol y sabes cómo tu piel responde. Suele ser un gran aliado, especialmente para pieles más maduras.
Ácido retinoico (tretinoína)
Es la versión más potente y efectiva, ya que no necesita convertirse dentro de la piel. Se usa para tratar acné, manchas y arrugas. Puede causar irritación, por lo que se recomienda bajo supervisión médica. Por lo regular, viene en presentaciones de 0.025% a 0.1%.
¿Cómo incluir los retinoides en tu rutina?
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Empieza poco a poco: Usa el retinol o el retinal solo 2-3 veces por semana al principio. Con el tiempo, puedes aumentar la frecuencia si tu piel lo tolera bien. Si es tu primera vez, esta es una de las situaciones donde el “skin cycling” sí es un gran aliado. Alterna los días utilizando hidratantes que cuiden tu barrera cutánea.
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Siempre de noche: Aplícalo por la noche, ya que la luz del sol puede hacer que pierda efectividad.
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Usa la cantidad justa: No necesitas mucho; con una cantidad del tamaño de un guisante es suficiente para el rostro.
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No los combines con otros activos fuertes: Evita usarlos junto con ácidos exfoliantes (AHA/BHA) o vitamina C en la misma rutina para prevenir irritación.
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Hidratación es clave: Para evitar resequedad o descamación, complementa con una buena crema hidratante, mejor si es una fórmula gentil, sin fragancias, y adecuada para tu tipo de piel.
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Protector solar obligatorio: Los retinoides pueden hacer que la piel sea más sensible al sol, así que usa protector solar SPF 50+ todos los días.
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Consistencia > intensidad: Obtendrás mejores resultados siendo constante y usándolos a largo plazo que aplicando grandes cantidades y luego abandonándolos. Es importante saber que se necesitan como mínimo unos 2 meses de uso consistente (y en la mayoría de los casos, 6 meses) para ver resultados.
Esta familia de derivados de la vitamina A son excelentes aliados para mantener la piel joven, luminosa y con mejor textura. La clave está en usarlos con paciencia y acompañarlos de una rutina adecuada de hidratación y protección solar. Si no sabes cuál es el mejor para ti, consulta con tu médico para que te ayude a elegir el más adecuado según tu piel.
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