En una sociedad que glorifica la productividad y la resiliencia, ser “la mujer que puede con todo” se ha convertido en el ideal al que muchas aspiran. Mujeres capaces, independientes, siempre disponibles para los demás, que suelen llevar el peso de sus familias, trabajos y responsabilidades personales sin mostrar señales de debilidad.

Pero detrás de esta fachada de fortaleza, se esconde una realidad menos visible: el agotamiento emocional y, en muchos casos, la depresión.

La trampa de las expectativas irreales

Culturalmente, hemos sido condicionadas para valorar nuestro éxito en función de cuánto hacemos por los demás y qué tan bien podemos “tenerlo todo bajo control”. Esta narrativa fomenta un estándar de perfección inalcanzable, donde pedir ayuda o priorizar nuestras necesidades puede percibirse como un signo de fracaso. La consecuencia de esto es una presión constante que nos empuja al límite, dejando poco espacio para el autocuidado y la vulnerabilidad.

El resultado de esta dinámica puede ser devastador. Muchas mujeres que se identifican como “supermujeres” experimentan sentimientos de vacío, desconexión y fatiga crónica, síntomas que a menudo ignoramos o minimizamos hasta que se convierten en un trastorno depresivo evidente. En lugar de identificar estos signos como señales de alerta, nos convencemos de que necesitamos esforzarnos más, perpetuando un ciclo dañino.

Reconociendo el lado B

Aceptar que no podemos con todo no es una derrota, es un acto de valentía. Implica reconocer que somos humanas, que tenemos límites y que nuestras emociones importan tanto como nuestras responsabilidades. El primer paso para romper este ciclo es identificar las expectativas irreales que hemos interiorizado y desafiarlas activamente.

Pregúntate: ¿De dónde vienen estas exigencias? ¿Quién o qué me ha convencido de que debo ser perfecta en todos los aspectos de mi vida? A menudo, la respuesta está en mensajes sociales y familiares que hemos adoptado sin cuestionar. Reconocer su origen nos da la oportunidad de decidir si queremos seguir cargándolos o soltarlos.

Depresión

Dejar de ser “la mujer que puede con todo” no significa renunciar a tu fuerza; significa redirigirla hacia lo que realmente importa: tu bienestar.

Estrategias para priorizar tu salud mental
  1. Aprender a decir “no”: No tienes que aceptar todas las responsabilidades que se te presentan. Negarte no es egoísmo, es autocuidado.
  2. Redefinir el éxito: En lugar de medir tu valor por lo que haces, concéntrate en cómo te sientes. El bienestar emocional es un indicador de éxito tan válido como cualquier logro externo.
  3. Practicar el autocuidado real: Esto no significa simplemente tomar un baño relajante; implica identificar lo que realmente necesitas para sentirte en equilibrio y asegurarte de que esas necesidades sean una prioridad diaria.
  4. Buscar apoyo: No tienes que hacerlo todo sola. Hablar con un profesional de salud mental o simplemente compartir tus sentimientos con alguien de confianza puede ser un alivio inmenso.
  5. Aceptar la imperfección: La perfección es una ilusión. Permitirte cometer errores o descansar no te hace menos valiosa; te hace más auténtica.

Soltar las expectativas irreales es un acto radical de amor propio que puede transformar no solo cómo te sientes, sino también cómo te relacionas contigo misma y con los demás. Porque, al final, ser fuerte también implica saber cuándo se debe  soltar y pedir ayuda.

 

@dra.nottenwalder

 

Te conectamos con las noticias de actualidad y las herramientas que te harán brillar en todos los aspectos de tu vida. Suscríbete al Shiny Newsletter aquí.