Como un buen libro, el 2024 llega a su fin, llevándose consigo grandes aventuras, lágrimas, sonrisas, separaciones, reconciliaciones y muestras de amor verdadero. No obstante, su finalización se presenta como una nueva oportunidad para cambiar aquellas cosas que no te gustaron, aprender sobre errores cometidos y rectificar ciertas acciones con el único fin de crecer, aceptar y engrandecer el corazón.

Sentirte emocional cuando se acercan los últimos meses del año es más común de lo que parece. Esto puede deberse a la lista de metas que no llegaste a cumplir, a ese proyecto que no salió como esperabas y a los cientos de palabras que desearías haber dicho. Además, simplemente por ser mujer, llevas a cuestas un montón de expectativas, tanto tuyas como de los demás, sobre lo que deberías hacer, lograr e incluso representar. Por lo tanto, es completamente natural que sientas que nada es suficiente y que, en cierto modo, has fallado.

Pero, ¿qué pasaría si te digo que no estás sola en esto? Que al igual que tú, muchas personas, aun siendo exitosas, poderosas y confiadas, se sienten tristes, asustadas y frustradas algunas veces. La diferencia está en su actitud, en cómo enfrentan las situaciones difíciles y en su capacidad para ser autocompasivas, optimistas y resilientes.

Nuestro cerebro fue educado para percibir las cosas negativas de forma automática. De hecho, antes de irnos a dormir, muchos tenemos la costumbre de repasar aquellas cosas que no pudimos completar o que salieron mal durante el día. Esta conducta, al igual que otras, ha ido reforzándose generación tras generación, moldeando nuestro carácter y fomentando el pensamiento pesimista. Por suerte, como todo comportamiento, puede modificarse con esfuerzo y acción consciente.

El poder del optimismo

Si bien es cierto que el año está por terminar, no quiere decir que no haya tiempo de hacer unos ajustes y celebrar todo aquello que fue positivo. Una de las actividades que contribuyen a identificar las cosas buenas que nos pasan es la de “Tres bendiciones diarias”. La idea es anotar en una libreta al menos tres cosas que hayan salido bien en tu día antes de irte a la cama. No tienen que ser cosas grandes: un café con una amiga, participar en una charla nutritiva o un día soleado. Este ejercicio nos ayuda a cambiar el enfoque y a trabajar el optimismo.

La base del optimismo está en cómo mentalmente te explicas las cosas que te suceden

Los optimistas tienden a describir los sucesos negativos de forma externa, transitoria y específica. Mientras que los pesimistas los visualizan de manera interna, permanente y global. Supongamos que tenías como meta este año aprender a tocar un instrumento nuevo e hiciste algunos intentos sin éxito. La forma positiva de ver este resultado podría ser: “Entre el trabajo y las responsabilidades, no tuve tiempo este año” (causa externa, transitoria y específica). Una forma negativa de analizar esta situación, sería: “No lo logré porque soy tonta” (causa interna, permanente y, definitivamente, global).

Debemos cuidar la forma en la que nos hablamos y procurar dirigirnos a nosotras mismas como lo hiciéramos con una amiga. ¿Qué le dirías si ella piensa que este año no logró nada importante? ¿Le darías un abrazo, sentirías empatía o la castigarías con un comentario destructivo? La compasión hacia nosotras mismas debe ser una prioridad y está estrechamente asociada al amor propio.

Yo te diría: ¡Lo lograste, eres también una persona exitosa! ¿No me crees? Te propongo algo

Hagamos el ejercicio de “Tres cosas buenas” a una escala mayor. Toma el álbum de fotos de tu móvil y anota lo que sentías, hacías o disfrutabas en cada una de las fotos desde enero hasta la fecha. Si encuentras una imagen negativa, haz el esfuerzo de escribir algo positivo sobre esa situación: lo que salió bien o lo que aprendiste.

¡Anótalo todo! Personas que conociste, lugares que visitaste, sabores que probaste, conversaciones interesantes, buenas noticias, cielos estrellados, en fin, todo aquello que provocó una emoción positiva. Y es que, como dice la doctora Ligia Valenzuela, “Cuando recuerdas experiencias que te conectan con emociones agradables, tiendes a repetirlas”.

Cada año se lleva consigo un diario de secretos y experiencias, pero no significa que debemos aferrarnos a él para justificar quiénes seremos en lo adelante. Día a día tienes la oportunidad de cambiar las cosas. Perdona, pide perdón, brinda tu ayuda a alguien necesitado, dedica más tiempo a quienes amas, permítete reír a carcajadas y perder la compostura de vez en cuando, rodéate de gente que te hace feliz y di “no” con más frecuencia, si es necesario.

Traza planes a corto plazo e incluye aquellos pequeños, como más noches de juego en familia o disfrutar de un atardecer. Dedica tiempo a tu bienestar de forma íntegra y, no menos importante, regálate unas merecidas vacaciones porque, ¿sabes qué? Ese trabajo seguirá funcionando sin ti, aunque no lo parezca. ¡Feliz 2025!

@dafneedefrias

 

Te conectamos con las noticias de actualidad y las herramientas que te harán brillar en todos los aspectos de tu vida. Suscríbete al Shiny Newsletter aquí.