Pérez Rodríguez es un retrato honesto y emotivo de la familia dominicana. La película, que estrenó en cines el pasado 31 de octubre, nos sumerge en las complejidades de esta, explorando con una mezcla de drama y comedia los conflictos generacionales, las expectativas sociales y los dilemas personales. 

Las talentosas Stephany Liriano y Lizbeth Santos son dos de las protagonistas de esta historia íntima y poderosa. Al hablar con ellas sobre su participación, nos contaron de los retos y alegrías de interpretar personajes tan cercanos a la realidad y a la vez tan lejanos para ellas, así como de la experiencia de brillar juntas en un proyecto que ambas consideran verdaderamente impactante. 

¿Cómo fue para cada una de ustedes sumergirse en una historia tan íntima sobre la familia dominicana?

Stephany Liriano: En mi caso, al haber sido parte del proceso de creación, fue un camino largo y de mucha conversación. Humber (el escritor y director) es mi pareja y vivimos juntos, así que compartimos muchas experiencias. Creo que eso me dio una ventaja. Para mí, la familia siempre ha sido algo muy importante, pero solía verla desde un punto de vista de «qué lindo es tener una familia, gente que te quiere tal y como eres.» Sin embargo, cuando comencé a hablar más profundamente sobre el tema con Humber, que es psicólogo, abrí los ojos y vi que, sí, la familia es algo hermoso, pero también puede tener aspectos que te perjudican, te atrasan o te acomodan al punto en que pueden frenar tu crecimiento como individuo.

Mi proceso fue darme cuenta de que eso es posible incluso en un entorno familiar cercano y amoroso. No lo digo de forma negativa; pienso que es importante saber que, de algo muy bueno y lleno de buenas intenciones, puede surgir algo dañino y depende de nosotros reconocerlo y decidir qué hacer con esa información. Por otro lado, algo que la película logra muy bien es plantear esa pregunta de: “¿Qué papel juego yo en mi familia? ¿Estoy siendo un problema o una solución en ella?” Como hija, nunca me había preguntado eso.

Lizbeth Santos: Fue como reflejar una parte de mi propia familia, porque, aunque en mi familia inmediata las cosas son distintas, esta película retrata costumbres que han sido transmitidas por generaciones. Muchas de las situaciones que vemos en Pérez Rodríguez, de alguna manera, existen en todas las familias, o conocemos a alguien muy cercano que las vive. Encontré nuestras realidades en esta producción.

Muchas de las situaciones que vemos en Pérez Rodríguez, de alguna manera, existen en todas las familias, o conocemos a alguien muy cercano que las vive» – Lizbeth Santos 

Stephany, ¿qué fue lo que más te atrajo de interpretar a Carmen? 

Bueno, era la primera película de Humber y ¡tenía que estar ahí! Siempre supimos que era una historia sobre tres hermanos, y por temas de edad y generaciones, terminé siendo la menor de la familia Pérez Rodríguez. Como mencioné antes, participé en el proceso de escritura, así que, al ser la más joven, la millennial, tuve mucha voz al darle personalidad a Carmen. Aunque no viví su experiencia de estudiar fuera, tengo gente cercana que sí pasó por situaciones parecidas, y recuerdo ese sentimiento que tuve al salir de la universidad, pensando que merecía irme a estudiar fuera por ser buena hija y buena estudiante. Sentía que me merecía esa experiencia. Por eso, Carmen me resulta muy familiar.

Lo que más me atrae de ella es lo “clueless” que es. Nunca le faltó nada en la vida, así que realmente no tiene problemas. Al inicio de la película la vemos en una crisis de identidad, que es algo muy fuerte y que te afecta mucho cuando eres joven. Se pregunta quién es, qué quiere, qué le gusta… Pero a medida que avanza la historia, vemos cómo empieza a darse cuenta de los sacrificios que otros han hecho para que ella pueda vivir una vida tan bendecida, y esperamos que eso la lleve a apreciarlo más.

Algo que la película logra muy bien es plantear la pregunta: ‘¿Qué papel juego yo en mi familia? ¿Estoy siendo un problema o una solución?’ Como hija, nunca me había preguntado eso» – Stephany Liriano

Lizbeth, ¿qué rasgo de Cristina crees que resuene más contigo y con el público? 

Cristina es una mujer fuerte, con mucho carácter y muy exitosa, pero para su familia, y quizás también para el público, el hecho de aún no haber formado familia no la hace ver completa o exitosa del todo. En nuestra cultura, llena de expectativas contradictorias, a las mujeres se nos presiona constantemente a cumplir con un ideal que ignora nuestras diferencias y anhelos personales. Me pareció una gran oportunidad para interpretar esa frustración que muchas sienten al ser presionadas a formar una familia o vivir de acuerdo al concepto y tiempo de los demás. Estas presiones vienen regularmente de nuestra propia familia y pueden ser muy hirientes. Creo que muchas mujeres se sentirán identificadas con el personaje, pues muchas están bajo esa constante presión.

A las mujeres se nos presiona constantemente a cumplir con un ideal que ignora nuestras diferencias y anhelos personales. Me pareció una gran oportunidad para interpretar esa frustración que muchas sienten al ser presionadas a formar una familia o vivir de acuerdo al concepto y tiempo de los demás» – Lizbeth Santos 

Pérez Rodríguez es la ópera prima de Humberto Tavárez como director. ¿Cómo fue trabajar con él en este primer proyecto?

S.L:  Humber me sorprendió muchísimo porque, cuando por fin tuvimos la oportunidad de rodar la película, él estaba increíblemente preparado, como si hubiera nacido para esto. Me impresionó mucho su liderazgo en el set y con todo el crew. Mostró mucha humildad cuando algo no estaba claro o no funcionaba como esperaba. Se notaban sus ganas de colaborar con todos los artistas que estábamos ahí, cada uno con diferentes backgrounds y formaciones. Yo me la pasé muy bien y estoy sumamente orgullosa de él. 

L.S: Humberto es una persona sensible, observadora y crítica de las conductas humanas, cualidades perfectas para dirigir, observar a sus actores en el set y transmitir emociones. Si no tienes esas características, difícilmente podrás pedirlas de los demás. Parecía como si hubiera estado dirigiendo toda su vida, como si hubiera nacido para esto.

El cine es colaboración. Es que cada parte de lo mejor de sí para lograr que la película se sienta» – Stephany Liriano 

 

Son dos actrices talentosas brillando juntas en pantalla. ¿Qué fue lo que más disfrutaron de compartir escena y trabajar con otras mujeres brillantes del cine y el entretenimiento?

S.L: Una de las cosas que más me gustan de hacer cine es precisamente eso: pasar tanto tiempo con personas que luego se vuelven hermosas amistades. La experiencia de hacer una película no tiene comparación con nada. Estás literalmente abriendo tu corazón y tus conocimientos a «desconocidos» para un fin creativo. Yo ya conocía a la mayoría de las chicas del reparto, así que verlas y compartir con ellas en ese contexto le dio un toque aún más especial a nuestra relación, que ya era de colegas. Recuerdo una escena en la funeraria en la que ya no tenía más lágrimas (risas). La habíamos repetido mucho y justo venían mis close-ups… Antes de que gritaran «acción», hice un comentario de «no lo siento», y en ese momento Lizbeth se levantó del banco donde estaba sentada y me abrazó con toda su fuerza. Las dos empezamos a llorar. Me contagió con su energía y pude hacer la escena. El cine es colaboración. Es que cada parte de lo mejor de sí para lograr que la película se sienta.

L.S: Te contestaré como la famosa línea de Tom Cruise en su película Jerry Maguire: «Help me help you”, en español «Ayúdame a ayudarte«. Cuando trabajas en equipo, cuando realmente quieres que el producto final quede bien, se trabaja bien. Cuando dejas el ego de lado, cuando entiendes que el material es de todos y no solo tuyo, se trabaja bien. Y creo que así fue como trabajamos. Nos ayudábamos mutuamente en las escenas muy emocionales, porque a veces te drenas o sientes que no tienes más para dar, pero con buenos compañeros, es mucho más fácil ofrecer el 100 %. Disfruté que estábamos haciendo una buena película con buenas actuaciones, no como a veces pasa, donde se siente que cada quien busca lucirse sin importar lo que hagan los demás.

¿Qué creen que el público dominicano encontrará más cercano o familiar en esta historia?

S.L: Bueno, además de los clásicos personajes de «la tía loca», «el tío borrachón», «la mamá sobreprotectora y apoyadora», también se verán reflejados en el lenguaje llano, bien dominicano, y nuestras costumbres al comer, al bailar e incluso al parir. Pero lo que encontrarán más cercano en la película es ese apoyo incondicional, a veces injusto o inmerecido, de parte de nuestros padres. Por lo menos yo, cada vez que veo la película, me quedo con esa sensación de «no merecemos a nuestros padres, nos quieren demasiado, ¡son lo máximo!». 

L.S:  Creo que el público se verá reflejado e identificado, de una manera u otra.

Si pudieran describir la película en una palabra o frase, ¿cuál sería y por qué?

S.L: Amor. Porque el amor es lo único que nos lleva a esos extremos, a dar cuando ya no podemos dar más. El amor no conoce límites. Es lo que más nos hace sentir vivos y, al mismo tiempo, lo que más nos duele. El amor nos puede hacer grandes, pero también puede destruirnos. Al final, el amor es todo.

L.S: “Por querer darte más, te hice menos.”

 

@stephany.liriano 

@libesona

@perezrodriguezfilm

 

 

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