¿Te atreverías a sumergirte en una tina con hielo? Muchas dicen que es la mejor manera de revitalizar cuerpo y mente. 

El cold plunging se ha convertido en una de las tendencias de bienestar más hot del verano. Esta práctica consiste en sumergirse en agua helada, ya sea en una tina llena de hielo o en un lago congelado para las que viven en climas fríos. Pero, ¿por qué tantas personas están dispuestas a desafiar el frío extremo? Aquí te contamos todo lo que necesitas saber.

Beneficios físicos y mentales

Esta práctica es recomendada por terapeutas físicos para aliviar el dolor muscular y acelerar la recuperación después del ejercicio intenso. También sirve para estimular el sistema nervioso, aumentar la circulación sanguínea, mejorar la función inmunológica e incluso reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.

Por supuesto, se debe hacer con precaución. Lo mejor es contar con la guía de un profesional, especialmente si es tu primera vez. Clayra Morales, una shiny girl de nuestro equipo, se atrevió a hacer el reto junto a Move + Chill RD, una comunidad de bienestar que ofrece este tipo de experiencias. 

Esto fue lo que nos contó

“Lo hice después de unos 45 minutos de yoga bajo el sol en un parque (en esta época, que es muy calurosa), por lo que estaba súper caliente. Tuvimos una persona guiándonos en cada paso”, narra Clayra. “Debes entrar sin pensarlo y luego sumergirte. Los primeros 25 segundos son bastante intensos porque comienzan a dolerte todas las articulaciones. Es opcional para principiantes sumergir o no los brazos; yo decidí solo sumergir la parte baja del cuerpo. Después de los 25 segundos, comencé a no sentir esa zona”.

Sobre el frío intenso, nos dijo que es cuestión de adaptarse y que, una vez lo dominas, puedes experimentar grandes beneficios: 

“Un consejo que te dan es que no te muevas dentro del agua porque eso reactiva el frío; lo mejor es quedarse quieto y concentrarse en la persona que te está guiando. De los 25 segundos a los 2 minutos, el tiempo pasó súper rápido para mí. Me mandaron a parar y cuando salí, sentí un rush de adrenalina y pude hacer 35 sentadillas seguidas. Me pasé el día completo relajada y con muchísima energía”.

Y tú, ¿te animarías?

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