Recuerdo esa visita a mi terapeuta como si hubiera sido ayer. Me encontraba en uno de esos momentos en los que te sientes desorientada y extremadamente atribulada. Tenía que ver más bien con lo que mis pensamientos estaban haciendo con la realidad. La estaban magnificando y poniéndole cuernos y garras de monstruo.

En palabras llanas, me estaba ahogando en un vaso de agua, y aunque esto muchos lo subestiman, igual me estaba “ahogando”, y así fuera en un vaso o un mar, la sensación era la misma. Durante nuestra conversación, le hablaba de que necesitaba, entre muchas otras cosas, organizarme finacieramente y gastar menos. “He disminuido mis compras, también estoy lavándome la cabeza en casa para eliminar el gasto del salón”. Ella levantó la mirada y nunca olvidaré lo que me dijo:

 

Ese gasto no lo elimines, tienes que arreglarte. Míralo como una inversión para tu bienestar, como lo haces con las terapias”.

La belleza como acto de amor propio

No tuvo que decirme más. Saliendo de allí, me fui a arreglar el cabello, manos y pies. La sensación fue inmediata. Mirarme al espejo con mi cabello bonito, hizo que le prestara menos atención a las ojeras por falta de sueño. Verme bonita me hizo sentir muy bien. Me daba deseos de hacer cosas, de volver a ser yo, y fue el primer paso para un trabajo de autorreflexión y reconexión conmigo misma.

Años después, una amiga cercana vivió la terrible pérdida de su bebé al momento de nacer y cayó en una depresión de la que no encontraba salida. Pasaron meses, y un día me dijo: “Necesito retocarme el color de mi cabello, pero no tengo ánimos para hacerlo”. Ella es el tipo de mujer que siempre lucía linda y arreglada, sin embargo, su situación la había llevado a dejar todo eso a un lado. Conversamos mucho, le conté sobre esa conversación con mi psicóloga y, al final, decidió hacerlo, aunque fuera “arrastrando los pies”. Hablamos con nuestra estilista, ella preparó todo para que mi amiga tuviera un espacio más  privado en el salón para hacerle su retoque. Ese día, a las siete de la noche, me envió la foto de su cabello bellísimo con el procedimiento, y me escribió “siento que volví a ser yo”.

Muchas personas ven la belleza como algo superficial. Por mi experiencia (y la de muchas a mi alrededor), puedo decirte algo: la belleza es mucho más que los productos, tratamientos y procedimientos, es una sensación.

Sin duda alguna, sentirte bella te levanta el ánimo y eso es parte esencial de tu bienestar y de regalarte amor. Invertir en tu apariencia no es lo único necesario para enfrentar los momentos difíciles, pero sí es un primer y poderoso paso. Cuidarte es amarte. No lo olvides nunca.

@lesliepolanco

 

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