La irrepetible rubia de América nos compartió los detalles de su primer libro durante un conversatorio que protagonizó en Days to Shine.

Esto es lo que nos contó de Charytín: El tiempo pasa… ¡pero yo no! en una entrevista con nuestra directora Evelyn Betancourt.

Cuéntanos de este maravilloso proyecto: Charytín. El tiempo pasa… ¡pero yo no!

Este libro es mi historia. Hace unos años me habló otra empresa para escribir mi libro y yo no estaba preparada. En ese entonces, mi esposo se encontraba muy mal de salud. Ahora se me presenta la oportunidad nuevamente y pensé que eso era cosa de Dios, así que decidí hacer el libro. Sabía que iba a ser una cosa fuerte para mí porque mi vida no ha sido lo que la gente piensa… siempre riéndome, los hijos, felicidad. La
verdad es que mi vida no siempre ha sido así. He contado un poco de mi historia antes, pero nunca pensé que iba a compartir tantos detalles, sobre todo con tanta honestidad, pero así fue.

¿Cómo fue el proceso de repasar tu vida para decidir qué compartir en algo tan íntimo como un libro?

Hay un porciento pequeño, un 10, 12, 13 porciento, que el ser humano nunca le cuenta ni a su madre. Todos los seres humanos tenemos una parte, que yo le llamo la parte sin luz, para no decir oscura, que nadie comparte. Yo sé que en el libro no llegué a ese punto, pero compartí muchísimos episodios de mi historia que hasta ahora no había compartido porque quise ser muy sincera y transparente. Creo que a la gente le va a gustar el libro, aunque cuento una historia diferente a la que muchos piensan. Al final, nadie conoce nada de mi vida.

¿Nos puedes contar algo que te haya costado trabajo compartir y que sea parte de este libro?

Lo más difícil fue el episodio de violencia doméstica en mi hogar. Algunas personas de mi vida sabían de esto. Mi esposo, por ejemplo, lo sabía todo. Es algo muy difícil de exponer, especialmente por la familia. Sin embargo, pensé que si no contaba esta parte, estaría mutilando mi propia historia. Lo hice porque tenía que hacerlo, pero fue muy duro.

Todos conocemos tu amor por Don Elin, tu esposo por tantos años. ¿Qué nos cuentas de él en el libro?

Muchas cosas, inclusive, eso de que me dejó ser quien yo era. Me permitió siempre todo. Yo tengo una manera particular de ser y él lo vio siempre normal y perfecto y nunca trató de cambiarme en nada. Mi esposo era mi admirador, disfrutaba mi música, mis canciones. Fue un hombre bueno, un compañero de vida que me quiso mucho. No todo el mundo encuentra eso en el camino. Mi mamá no lo encontró. El que encuentra eso tiene que arrodillarse ante Dios.

De tus hijos, de tus nietos, también hay episodios. ¿Cómo es Chary la abuela?

Muy consentidora. Me refiero a que yo no regaño nietos, eso se lo dejo a los padres, y más que yo no los veo tantísimo, así que cuando los visito no voy a estar regañándolos. Ni loca, que se encarguen los padres… a los míos los regañé yo.

¿Cuál ha sido la lección más importante que has aprendido en tu trayectoria?

Me di cuenta desde muy jovencita que no es tener el grandísimo talento, es tener la grandiosa disciplina y entregarte a lo que haces. Yo todo lo hacía con esa entrega absoluta desde joven y siempre me inventaba cosas nuevas. Era muy creativa para la edad con la que empecé en el medio, 17 o 18 años. Me di cuenta que mientras más disciplina ponía, más exactitud, más puntualidad, todo me salía mejor.

 

 

Me di cuenta desde muy jovencita que no es tener el grandísimo talento, es tener la grandiosa disciplina”

 

Tú siempre has sido la más brillante, la más alegre y la que nos contagia de una lindísima energía. ¿De dónde viene esa energía y felicidad?

Viene realmente de mi corazón. Siempre he sido una niñita con mucho embullo dentro, pero también me he ocupado de mantener ese embullo en mi corazón, esa ilusión… la capacidad de asombrarme con las cosas. Nunca he perdido eso. Algunas personas dicen que tiene que ver con las dos y tres bananas diarias que me como, porque las bananas tienen la famosa dopamina, que le dicen la hormona de la felicidad. Yo no lo supe hasta hace pocos años, las comía por el potasio y no me daba cuenta de que esa alegría tenía que ver con todas las bananas que me comía. Ya sabes, cuando estés triste, bananas.

Mirando atrás, ¿qué te hacer sentir orgullosa?

Que siempre fui muy honesta y abierta con mi público. Siempre he amado a la gente. Yo ni lentes de sol me ponía, para que me conocieran. Haber sido como fui con la gente, me llena de orgullo.

El libro ha sido maravillosamente recibido en donde lo has lanzado. ¿Te imaginabas esa reacción de la gente?

Cuando haces algo, no estás seguro de cómo van a funcionar las cosas. Sin embargo, sé que se seguirá corriendo la voz porque se trata de mi historia y mucha gente se ha asombrado de lo que ha leído. Es una historia con mucho sufrimiento y circunstancias, pero también es muy positiva, porque a pesar de haber perdido a tantos seres amados, siempre he podido echar «pa’ lante». Antes le tenía miedo a algunas cosas y decidí dejar el miedo para vivir feliz. He ido creciendo cada día con la vida, y al final, eso es lo que todos tenemos que hacer.

¿Qué te ha hecho brillar la vida entera?

Bueno, además de las lentejuelas, me ha hecho brillar mi luz interna. Creo que cuando usas tu luz interna, eso no falla. Cuando no la usas y te dejas llevar por la oscuridad que también tenemos, pues no te va bien.

 

Antes le tenía miedo a algunas  cosas y decidí dejar el miedo para vivir feliz”

 

 

@charytinoficial

Charytín. El tiempo pasa… ¡pero yo no! está disponible aquí.

Créditos

Entrevista: Evelyn Betancourt Holt-Seeland
Fotografías: Héctor Mirabal para Days to Shine

 

Te conectamos con las noticias de actualidad y las herramientas que te harán brillar en todos los aspectos de tu vida. Suscríbete al Shiny Newsletter aquí.