El mundo laboral femenino en 2022 no escapará del reto de la sostenibilidad de los empleos, bien sea presencial o a distancia. Un desafío enorme a nivel mundial, tanto para las empresas como para las personas, pero muy particularmente, para las mujeres.

Lo primero que debemos saber es que el mercado laboral mejoró durante 2021 comparado con el 2020. Según las últimas cifras disponibles en el Observatorio Laboral COVID-19 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en 2021 América Latina y el Caribe recuperó más de 8 millones de los 31 millones de empleos que se perdieron a causa de la pandemia. Una parte importante de este avance se explica por la apertura económica que han permitido las vacunas. Sin embargo, la recuperación del empleo está en riesgo. Principalmente ante la incertidumbre que trae las nuevas mutación del virus que está generando altos niveles de ausentismo por contagios.

¿Pero por qué las mujeres lo llevan más difícil?

En todos los países para los que se disponen datos, ha quedado registrado que para las mujeres se han perdido fuentes de trabajo a un mayor ritmo que para los hombres. Esto se debe a que durante la etapa más dura de la pandemia, las mujeres sufrieron una pérdida de empleo e ingresos desproporcionada debido a su mayoritaria presencia en las profesiones más afectadas. Entre ellas las áreas de servicios de alojamiento, comidas, salud, educación y el sector manufacturero. Esto fue peor en América Latina y el Caribe, que ya era la región más desigual del planeta antes de la pandemia.

Según la Organización Internacional del Trabajo, en el futuro próximo persistirán las desigualdades entre mujeres y hombres en el mundo del trabajo agudizadas por la pandemia de COVID-19. En su último reporte, en comparación con 2019, en 2021 habrá 13 millones menos de mujeres empleadas, mientras que el empleo de los hombres habrá recuperado los niveles de 2019: “Aunque el crecimiento del empleo femenino previsto para 2021 supera al de los hombres, no alcanzará para devolver a las mujeres a los niveles de empleo anteriores a la pandemia”.

Los retos en el mundo laboral femenino

Mundo laboral femenino en 2022

Ya sabemos que la productividad es uno de los aspectos que se considera más relevante en el área laboral. Y, lamentablemente, también sabemos que para muchas empresas ese objetivo no es compatible con la maternidad. Los hombres en abrumadora mayoría siguen siendo ajenos al cuidado de niñas y niños. Todas las encuestas de uso del tiempo realizadas por los gobiernos en el último año arrojaron el hecho de que las horas que las mujeres dedican al trabajo del hogar aumentaron. Esto provocó la interrupción de sus estudios, así como la reducción en la entrada y/o permanencia en el mercado laboral.

Por ello la corresponsabilidad en el trabajo de cuidados debe estar al centro de la respuesta ante la crisis. Esto, si se le quiere imprimir urgencia al avance hacia una recuperación económica sostenible e incluyente en medio de la coyuntura. Desde ONU Mujeres se han lanzado ideas como la inversión, por parte de los gobiernos, en sistema de cuidado. Principalmente para contribuir al bienestar de las personas. Pero además para activar una nueva línea de creación de empleo, facilitando la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo.

Esto, a juicio de la organización, supondría un retorno de ingresos para el Estado vía impuestos y cotizaciones. Pero también una mayor renta para las personas y las familias.  Está demostrado que las políticas de permisos para el cuidado y las fórmulas de trabajo flexible pueden fomentar una división más uniforme del trabajo en el hogar entre mujeres y hombres. Esta parece ser una vía inteligente dirigida a fortalecer los planes de equidad empresarial.

Los números hablan

Por otro lado, un hallazgo interesante que nos ofrece el BID, es que los países con menor recuperación de sus mercados laborales en 2021 (en promedio) son aquellos donde el impacto diferencial entre hombres y mujeres ha sido mayor. Es decir, “en los países en cuyos mercados de trabajo las mujeres tienen un menor peso relativo, su regreso a la actividad económica se ha retrasado con respecto a los niveles previos a la crisis. Esto está directamente relacionado con las oportunidades laborales disponibles, los riesgos de contagio y la asignación de tiempo en el hogar y el mercado laboral”.

Sin duda este es un excelente argumento para apostar a una recuperación que incluya a las mujeres en igualdad de condiciones con los hombres. O hacemos esfuerzos en el corto plazo para salvarnos todos juntos, o en el largo plazo no se beneficiará nadie. Estados y empresas deben y pueden poner en marcha medidas que tengan en cuenta este impacto diferenciado de la crisis. No solo con medidas que atiendan la coyuntura (subsidios, acuerdos laborales flexibles); sino también y sobre todo, pensar en las estrategias que cambien de raíz las causas de la desigualdad el mundo laboral femenino con el de los hombres.