Las llamadas soft skills son ahora mismo tan decisivas que 57 % de los directivos consultados por LinkedIn para su «Informe de Empleos en Auge» las consideró más útiles que las hard skills o capacidades estrictamente técnicas.

Principalmente, al hablar de soft skills, hablamos de capacidades sociales, emocionales o metódicas que multiplican el valor de cualquier perfil técnico. Hablamos de empatía, habilidad de comunicación y persuasión, creatividad, pensamiento analítico, inteligencia emocional, gestión del tiempo o capacidad de aprendizaje. Cualidades muy importantes en trabajos en entorno digital, mucho más en tiempos de pandemia y su impacto social.

Según el informe de la consultora McKinsey El futuro del lugar de trabajo, la demanda de habilidades sociales y emocionales aumentarán un 24 % en 2030. Por su parte, Steve Cadigan, exvicepresidente de talento de LinkedIn y fundador de la firma de talentos Cadigan Ventures, las llama power skills. Y apunta que marcarán la diferencia entre conseguir o no un ascenso en un entorno cada vez más tecnificado y complejo.

«En realidad, son habilidades de poder”, ha explicado Cadigan. «Programar Excel es fácil de aprender y de enseñar. Ahora bien: ¿cómo enseñas a alguien a aprender rápida y constantemente? Cualquier habilidad que funcione hoy puede no servir para nada en cinco años. Quitarse la resistencia al cambio y adquirir esa resiliencia del aprender continuo es la mejor power skill que se puede poseer».

¿Cómo fortalecer tus soft skills?

Soft Skills

Entendiendo lo que arriba explicamos, entonces las soft skills serán la clave para lograr espacios de liderazgo o ser una pieza clave un equipo de trabajo motivado y cohesionado. Por ello, para fortalecerlas, primero deberás aprender a comunicarte asertivamente. Y, si estás en puestos de mando, huir del «ordeno y mando» y evitar un aterrizaje excesivamente agresivo.

Una buena manera de comenzar este proceso es la procura de estos tres elementos.

1. Comunícate 

Asegúrate de que todas las personas que te tienen como referencia saben cuáles son sus objetivos y de qué manera han de perseguirlos. No es una obviedad. En una encuesta que Gallup llevó a cabo en 550 organizaciones con una muestra de 2,2 millones de empleados, solo el 50% de ellos contestaron que sabían perfectamente qué se esperaba de ellos en la oficina.

Un error frecuente de los líderes novatos es confundir la información con la comunicación. No tienen el mismo impacto e-mails, newsletters, webs o trípticos explicativos que la referencia directa de un superior. De hecho, es mucho más fácil confundirse y malinterpretar la información que leemos en distintas fuentes que despistarnos ante el discurso de un líder.

2. Guía, no critiques

Una tentación de muchísimos jefes novatos es ejercer el liderazgo con el clásico ‘ordeno y mando’. Puede que sea efectivo en ese mismo instante, pero su capacidad para motivar el equipo es mínima. Tampoco el líder-gurú que orienta constantemente con la crítica logra inspirar de una manera óptima ni elevar la autoconfianza del team.

Una estrategia más adecuada para elevar la creatividad, la productividad y la proactividad es asumir la actitud de un coach, guiar con preguntas y dejar que cada profesional busque soluciones a través de sus propios recursos. El buen líder refuerza las fortalezas de su equipo, ofrece respuestas claras y celebra los resultados positivos.

3. ¿Cambios? Todo a su debido tiempo.

Todo el mundo quiere dejar su huella cuando está en puestos de liderazgo. Sin embargo, no parece sensato entrar tan fuerte como para pretender cambiar de arriba abajo en la estrategia, los procesos e incluso los objetivos de un departamento o un equipo. Innovar puede ser un objetivo a medio o largo plazo. Interrumpirlo con análisis a destiempo o reconsideraciones disruptivas puede provocar malestar, retrasos, desconexión y hasta desilusión.

¿Cómo profundizar más sobre las soft skills?

Algunas consultoras ya certifican estas habilidades soft skills mediante test específicos, como el Test IAC (Informe de Altas Capacidades Laborales), u ofrecen cursos rápidos con los que poner al día estas habilidades y terminar logrando la preciada acreditación.

Y, si estás en puestos de liderazgo, puedes procurar ofrecer a tu equipo cursos o talleres que ofrecen firmas de desarrollo de talento o aprendizaje experiencial. No descartes estas formaciones: permiten mostrar de manera fácil y accesible (no suelen ser caras) que comprendes el valor estratégico de las softs skills en el entorno laboral que lideras.