La toma de Kabul por parte de los talibanes anticipa un escenario muy oscuro para las mujeres afganas. Por ello, la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA) ha publicado una lista en la que se explican las diferentes prohibiciones que sufrirán las mujeres. Según indican en su propia página web, RAWA es la organización política y social de mujeres más antigua de Afganistán (1977). «Principalmente luchamos por la paz, la libertad y la democracia. Asimismo, por los derechos de las mujeres en un Afganistán devastado por el fundamentalismo desde 1977″.

Entre las prohibiciones están que las mujeres no puedan ser tratadas por doctores masculinos. Asimismo, que no puedan maquillarse, practicar deportes o entrar en cualquier centro o club deportivo.

Las 29 prohibiciones de los talibanes a las mujeres afganas

  • Completa prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares. Solo unas pocas doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en algunos hospitales en Kabul.
  • Prohibición de cualquier tipo de actividad de las mujeres fuera de casa a no ser que estén acompañadas de su mahram (parentesco cercano masculino como padre, hermano o marido).
  • Se les prohíbe de cerrar tratos con comerciantes masculinos.
  • Tampoco pueden ser tratadas por doctores masculinos.
  • No pueden estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa (los talibanes han convertido las escuelas para mujeres en seminarios religiosos).
  • Todas deben llevar burka, que las cubre de la cabeza a los pies.
  • Azotes, palizas y abusos verbales contra las mujeres que no vistan acorde con las reglas del régimen talibán o contra las mujeres que no vayan acompañadas de su mahram.
  • Castigo en público contra aquellas mujeres que muestren los tobillos.
  • Lapidación pública contra las mujeres acusadas de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio.
  • Prohibición de usar maquillaje.
  • A menos que no sean las de su mahram (en el Islam, acompañantes permitidos como un hermano o familiar con el que no puedan tener vínculos sexuales), no pueden hablar o estrechar las manos a hombres.
  • Prohibición de reír en voz alta.
  • Bajo ningún concepto pueden llevar tacones, que pueden producir sonido al caminar (el argumento es que un varón no puede oír los pasos de una mujer).
  • No podrán subir a un taxi sin su mahram.
  • Están vetadas de cualquier presencia en la radio, la televisión o reuniones públicas de cualquier tipo.
  • Prohibición de practicar deportes o entrar en cualquier centro o club deportivo.
  • Tampoco pueden andar en bicicleta o moto, aunque sea con sus mahram.
  • Nada de llevar indumentarias de colores llamativos. Para los talibanes, son «colores sexualmente atractivos».
  • No tienen derecho a reunirse con motivo de festividades o con propósitos recreativos.
  • Tampoco pueden lavar ropa en los ríos o plazas públicas.
  • Se modificarán de toda la nomenclatura de calles y plazas que incluyan la palabra «mujer».
  • Prohibición a las mujeres afganas de asomarse a los balcones de sus apartamentos o casas.
  • Opacidad obligatoria de todas las ventanas, para que las mujeres no puedan ser vistas desde fuera de sus hogares.
  • Los modistas no podrán tomar medidas a las mujeres y coser ropa femenina.
  • El uso de baños públicos está prohibido
  • Compartir autobús con hombres también está prohibido. Los buses se dividen ahora en «solo hombres» o «solo mujeres».
  • Prohibición de pantalones acampanados, aunque se lleven bajo el burka.
  • Nada de sacar fotos a mujeres.
  • Prohibición de la existencia de imágenes de mujeres impresas en revistas y libros, o colgadas en los muros de casas y tiendas.

Las mujeres temen lo peor


Mujeres afganas que son referentes en ámbitos culturales, sociales y políticos expresaron hoy su temor a través de las redes sociales ante la toma total del poder por parte del movimiento talibán. Principalmente describieron la situación como «el fin del mundo» o «una pesadilla», mientras denunciaron que ya hay mujeres esclavizadas en ese país.

«Es una pesadilla para las mujeres que han estudiado, que piensan en un mañana mejor para ellas y las generaciones futuras», dijo Aisha Khurram, de 22 años, quién representante de la juventud afgana ante la ONU. Aisha, quien debía graduarse en pocos meses, y sus compañeras, no pudieron volver entrar en el campus de la Universidad de Kabul y «su futuro es incierto», reportó la agencia AFP. «Para toda la nación, ver cómo todo se hundía en un instante fue el fin del mundo, se nos partió el alma y el espíritu», dijo la estudiante pocas horas después de la entrada del talibán.

Otro de los testimonios que ha recorrido el mundo es el de Zarifa Ghafari. La dirigente saltó a la fama en el 2018 al convertirse en la alcaldesa más joven de una ciudad en Afganistán. Los talibanes la han amenazado de manera constante desde entonces.

«Estoy aquí sentada esperando que lleguen. No hay nadie que me ayude o a mi familia. Estoy sentada junto a mi esposo. No puedo dejar a mi familia. Y, de todos modos, ¿a dónde podría ir?”, dijo el 15 de agosto a inews una de las pocas mujeres que ha ocupado un cargo en el gobierno.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, calificó en un tuit de «particularmente espantoso y desgarrador» cómo las mujeres y las niñas están siendo despojadas de sus derechos ganados con tanto esfuerzo.