Son muchas las cosas sobre sexo que aún siguen siendo mitos, tabú o motivo de vergüenza para muchas personas. Por ello, lamentablemente, suele omitirse información importantísima que, si la tuviéramos, nos sería de gran utilidad a la hora de desarrollarnos a plenitud, personalmente y en nuestra relación de pareja. Por eso, en este artículo nos hemos decidido a «tumbar» esos mitos.

10 cosas sobre sexo que siempre debiste saber y nadie te dijo

1. La virginidad no existe

Cuando decimos que la virginidad no existe nos referimos al hecho de que este concepto es producto de un constructo social. Es decir, que la idea que tenemos de virginidad es más una herencia social y cultural que otra cosa. La virginidad como tal no existe en tanto que no hay un «antes» ni un «después» en la vida de una persona al tener sexo por primera vez. Una sigue siendo la persona que es tras haberse acostado con alguien más o no. Eso no tiene por qué cambiar y poniéndolo de esta manera nos parece lógico ¿no es así? Sin embargo esta idea de virginidad ha causado muchísimo daño por todos los valores que connota.

2. El sexo no termina «cuando él termina»

El sexo tiende a ser sobre simplificado hasta el punto en que se cree que este trata únicamente de penetración cuando la realidad es que es mucho más rico y complejo. Así que la próxima vez que tengas relaciones, recuerda esto y atrévete a hablar asertivamente acerca de las cosas que te gustaría probar para que tú disfrutes por igual.

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3. «Primera vez» no es sinónimo de dolor

Otras de las cosas sobre sexo que se han mitificado es que la primera vez siempre duele y eso no es cierto. Independientemente de los nervios y la inexperiencia, si estás lo suficientemente excitada y lubricada, la penetración debería ser indolora. En cambio, si experimentas dolor deberías decirle en ese preciso momento a tu pareja que se detenga.

Esto puede ser indicador de varias cosas: en un primer momento, puede que se trate de la situación (que no te sientas lo suficientemente cómoda o segura), que se hayan saltado el juego previo (muy necesario para tu lubricación) y en tercer lugar, puede que incluso se trate de una afección médica llamada vaginitis. Sea como sea la lección es esta: el sexo nunca tiene que doler, ni en la primera vez ni en ninguna de las siguientes.

4. Las mujeres también eyaculan

Y es lo más normal del mundo. Tan normal que es posible que te haya sucedido y tú ni en cuenta. Usualmente es confundida con la orina y, si bien en algunos casos puede que lleve un poco de pis, en realidad se trata de un fluido diferente. Este líquido se expulsa a través de la uretra durante el orgasmo o la excitación sexual.

Otro nombre por el cual se le conoce a la eyaculación femenina es el squirting y últimamente se ha convertido en una especie de tendencia entre aquellas mujeres que buscan vivir sus orgasmos al máximo. No hay nada de qué avergonzarse. La próxima vez, coloca una toalla debajo de ti y disfruta sin pena ni culpa.

5. Los gases vaginales suceden

A muchas nos ha sucedido que en medio del momento se escucha un sonido que suena como un gas y hemos pensado “trágame tierra”. Estos son los llamados gases vaginales y son ocasionados por la introducción de aire dentro de la vagina durante la penetración. Sucede normalmente cuando la penetración es muy acelerada o cuando el suelo pélvico no es muy firme. Para evitar que esto te suceda puedes intentar tener relaciones a un ritmo más lento, realizar ejercicios Kegel para tonificar tu suelo pélvico.

6. Todas las vulvas son diferentes

Así como todos nuestros cuerpos tiene tamaños y formas distintos, también nuestras vulvas. Habrá algunas que tengas los labios exteriores más grandes que otras, otras que sean medio asimétricas. Y a menos que un especialista te diga lo contrario, todas las vulvas son normales. Así que abraza a tu vulva y deja de intentar que se vea como algo que no le es natural.

7. El deseo no es espontáneo, se tiene que trabajar

Otra de las cosas sobre sexo que dista mucho de la creencia popular. Muchas veces el deseo sexual no surge nada más luego de unos besos y más cuando ya llevas un rato con la misma persona. El deseo sexual, como la tierra y las plantas, debe de trabajarse y procurarse. No a todas les funciona lo mismo, habrá algunas que se exciten con caricias, otras con palabras y así una infinitud de diferencias. La cuestión aquí es que es muy importante aprender a conocer qué nos gusta y qué no, qué nos prende y qué no para que podamos disfrutar al máximo de nuestra sexualidad sin caer en frustraciones.

8. Las mujeres pueden ser mucho más sexuales que los hombres

Una reliquia más de la colección del Museo de las Ideas Anticuadas. ¿Quién dijo que los hombres son naturalmente más sexuales que las mujeres? Claro que no. En nuestra individualidad es cada quien experimenta el deseo sexual de manera diferente. Esta idea lo único que ha logrado es es hacer que las mujeres se sientan avergonzadas a la hora de expresar sus deseos sexuales y que los hombres se sientan presionados a ser siempre sexuales.

9. «Entrar» no es suficiente para llegar al orgasmo

Al centrar la educación sexual desde el punto masculino, se han olvidado de contemplar lo que nos gusta y funciona a nosotras. El órgano clave para llegar al orgasmo en las mujeres es el clítoris. Y sin su correcta estimulación muy difícilmente se llega a un orgasmo. Por eso, cuando el sexo consiste únicamente en la penetración, no hay mucha oportunidad de darle al clítoris el tratamiento que merece. De ahí la importancia del juego previo.

10. El abuso sexual puede ocurrir dentro de una relación de pareja

Por lo general, cuando se habla de abuso sexual, se piensa en que personas ajenas atacan a una sin más. Sin embargo, la realidad es que la mayoría de los abusos sexuales ocurren dentro de las relaciones en pareja, pero no suelen ser denunciados. Y es que algo que debe de quedar muy claro es que no importa cuánto tiempo lleven juntos, el consentimiento es un elemento que siempre debe estar presente. Dormida, ebria o inconsciente no es posible dar consentimiento y si cualquier acto sexual ocurre durante cualquiera de estas circunstancias debe ser considerado como abuso.