Cuando nos casamos, queremos casa, pero no contamos con que la familia política (suegros) revisen la nevera para ver si a su hijito lo alimentan. Para que un matrimonio funcione, la pareja debe «divorciarse de sus padres». No es abandonar a nuestros padres, sino poner los límites alrededor de la nueva pareja. Si esto no se hace, es muy difícil que esta nueva familia crezca y se forme con sus propias reglas y normas.

A algunos familiares los podemos hacer entender, hablándoles sobre estas conductas que hacen daño, incluso a sus nietos. Pero es muy diferente la cosa cuando los suegros o familiares son tóxicos.

¿Cómo saber si la familia política está haciendo daño?

-Hacen drama por todo. Cada cosa que pasa en la nueva familia, les parece mal

-Les encanta imponer su opinión. No respetan las decisiones de sus hijos, descalifican a los padres y hasta cambian las reglas de la nueva familia

-Son celosos, criticones y hacen comentarios groseros

-Suelen ser envidiosos, entrometidos e invasores de los espacios ajenos

-Si tienen dinero, el problema será mayor. Lo usan para manipular a los nietos a su favor, comprándole cosas que los padres no pueden pagar. Si la nueva familia quiere viajar en vacaciones, los suegros se ofrecen a pagar todo… pero hay que ir adonde ellos digan y hacer lo que ellos quieran. Y, lo peor aún: así los abuelos van destruyendo la imagen de los padres como responsables de mantener a sus hijos. Esto lo absorben los muchachos, ellos son esponjas que “recogen” todo lo que pasa a su alrededor.

-Quien debe hablar con los padres tóxicos es el hijo o hija de ellos. Es él o ella quien tiene que “parar el tren” y exigir respeto a su pareja. Los padres perdonan a sus hijos, pero fácilmente odian a sus yernos o nueras. Hay que parar estas conductas con firmeza, aunque sin maltratar.

-Los problemas con las familias políticas terminan fragmentando el vínculo de la pareja.

¿Qué hacer para manejar unos suegros tóxicos?

-Aceptar las diferencias. Ellos se criaron en otra familia diferente a la nuestra

-Reconocer lo bueno que esa familia le ha enseñado a tu pareja

-Tener claro lo que le molesta de la familia de su pareja, hablarlo sinceramente con ella y comenzar a solucionarlo

-Explicarle a la pareja cómo su familia está afectando la relación. Ser claros y concisos, de una manera asertiva. O sea, directo y claro, pero sin pelear.

-Lo más importante es poner límites sanos desde el principio de la relación. Usar palabras asertivas para impedir que invadan su casa.

-No pongas a tu pareja a elegir entre tú y ellos.

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