Los autochequeos pueden detectar a tiempo un problema de salud. Principalmente con la autoexploración puedes detectar cualquier lesión en la piel, las mamas o mucosas. Asimismo, cambios en órganos como los riñones, el corazón o la respiración, para poder diagnosticar a tiempo, algunas enfermedades.

A continuación te indicamos qué partes de tu cuerpo deberías explorar. Recuerda, no obstante, que la autoexploración no es una excusa para saltarte las visitas al médico para hacerte una revisión anual, al ginecólogo, al dentista o al oftalmólogo.

Cinco autochequeos importantes

Revisa tu lengua

La lengua, como cualquier otra parte del organismo, puede expresar, en su morfología, coloración, hidratación y aspecto, una patología subyacente. Hay enfermedades, como déficits vitamínicos, que se expresan en la lengua. Igualmente puede ser una señal del grado de hidratación en el niño y en el anciano, y servir como ayuda en este sentido.

Por eso, sacar la lengua frente al espejo para observar cómo está es algo que podemos hacer de vez en cuando. La lengua debe tener un aspecto vital, sonrosada y con humedad. Se deben apreciar correctamente las papilas, y no debe tener material residual. La movilidad de la lengua debe ser total. Subjetivamente, «no debemos notar» la presencia de la lengua. Si molesta puede indicar datos inflamatorios. La inflamación se denomina glositis, y puede ser expresión de enfermedades infecciosas, autoinmunes, reumatológicas, alérgicas, entre otros.

Siente tu corazón

¿Has pensado alguna vez en realizarte autochequeos de tu corazón? Solo tienes que pararte a controlar las pulsaciones y contarlas. Hazlo por la mañana, antes de hacer cualquier tipo de esfuerzo. Por ejemplo, al levantarte de la cama, para que la lectura del latido sea más precisa.

Partiendo de un estado de reposo, es decir, sin haber hecho ejercicio físico, estando relajados y sin haber tomado sustancias excitantes como el café, lo normal es que el corazón lata a 60 o 70 pulsaciones por minuto. Si lo hace a más de 80, es alto. Si suben de 90, no es normal, y si son más de 100 hay que consultarlo con el médico. Las personas que tienen una frecuencia de latido más baja, entre 45 y 50, sobre todo si realizan un ejercicio aeróbico, no tienen por qué alarmarse si no presentan síntomas como mareos. Además, un corazón que late más lento, siempre que no obedezca a una anomalía. Ahora bien, notamos cambios en la frecuencia, sí hay que pedir cita.

Examina tu piel

¿Eres de las que se quema con frecuencia? ¿No tienes suficientes dedos para contar los lunares que salpican tu piel? ¿Tienes antecedentes familiares o personales de cáncer de piel o melanoma? Si contestas afirmativamente a estas preguntas tienes que extremar la vigilancia de tu piel.

La evolución de las terapias y las técnicas quirúrgicas han hecho que, actualmente, exista una amplia opción de tratamientos para cada uno de los tumores cutáneos. Sin embargo, como en otras enfermedades el diagnóstico precoz es esencial.  Así, son necesarios los autochequeos de la piel en busca de lesiones o lunares sospechosos. Y, en caso de que sufran algún cambio, consultar al dermatólogo.

Debes prestar especial atención y acudir al dermatólogo si un lunar presenta asimetrías, bordes irregulares, colores no homogéneos o un diámetro mayor de seis milímetros. Asimismo, revisa tus pies. Un síntoma de posible melanoma aparece principalmente en el dorso de éstos, en las plantas, en los tobillos y en la región periungueal. Estos pueden variar en su coloración y se presentan desde un tono marrón al negro-azul, aunque también pueden ser amelanóticos (sin color).

Y el cabello…

Los autochequeos del cabello pueden revelar algunos aspectos de tu salud. Cambios en la densidad o textura del pelo pueden indicarnos que haya enfermedades subyacentes. Ya sea a nivel del organismo (tiroides, pacientes polimedicados); o a nivel del pelo en sí (distintos tipos de alopecia hormonal, por estrés, déficit vitamínico o dietas estrictas. Por otro lado, si lo tenemos demasiado seco puede ser que no nos estemos hidratando correctamente o que lo estamos maltratando. El abuso de planchas de pelo, un frotado demasiado agresivo, pueden afectarle. Igualmente, la falta de mascarillas hidratantes puede hacer que se seque. Si ves caídas de tu cabello superiores a lo usual, es importante que consultes con el dermatólogo.

Exploración mamaria

La autoexploración mamaria es, quizá, de los autochequeos más extendidos en la población. Sabemos que gracias a él y a la detección temprana, la supervivencia a cinco años es superior al 90%, por lo que nadie duda en que, al menos una vez al mes, tenemos que examinarnos los pechos en busca de cualquier anomalía.

Cierto es que podemos autoexplorarnos de manera casi inconsciente, es decir, palpándonos mientras estamos realizando otra actividad. Sin embargo, la manera más aconsejable de realizarse este control es fijar un momento y, de manera consciente, realizar la exploración a conciencia. Bastarán unos minutos. El mejor momento para realizar la autoexploración mamaria es en la primera semana del ciclo, uno o dos días después que haya venido la menstruación, ya que es el momento en el que la mama tiene una menor influencia hormonal, tanto de estrógenos como de progesterona.

La autoexploración se debe realizar tumbada y del siguiente modo: al explorar la mama derecha el brazo derecho ha de estar detrás de la nuca y con la mano izquierda explorar la mama siguiendo una sistemática, que puede ser en el sentido de las agujas del reloj. Después, se debe comprobar que no hay secreción a través del pezón presionando suavemente. Por último, se realiza la palpación de la axila para evidenciar que no hay ganglios aumentados de tamaño, que también puede hacer de pie. Se repite la misma operación en la otra mama.

Posteriormente, en posición de pie con las manos en la cintura y elevando los brazos lateralmente hasta la altura de la cabeza se observa delante de un espejo para comprobar que no hayan retracciones de la piel y del pezón, cambios de forma, ni lesiones dérmicas o cambios de coloración.

Por otro lado, no te alarmes si detectas un bulto en el pecho, puesto que puede tratarse de un quiste simple o de un fibroadenoma, un tumor benigno. Pero no lo dejes pasar. Pide cita con tu ginecólogo o, mucho mejor, con un especialista en patología mamaria para que te realice las pruebas y el seguimiento que estime conveniente.