La vacuna contra el Covid-19 de la mundialmente famosa firma Pfizer parece tener un 90% de efectividad para prevenir la enfermedad dentro de su ensayo clínico. Es una cifra notable. En primer lugar, en los últimos 10 años, las tasas de eficacia de la vacuna contra la gripe se han tambaleado entre el 19% y el 60%. Asimismo, los científicos externos ahora están ansiosos por ver los datos completos para validar los hallazgos. Mientras tanto, muchos se regocijan ante la perspectiva de una mejor herramienta para combatir el virus.

Lo que pocos saben es que, tras el éxito de la vacuna contra el Covid-19, se encuentran dos mujeres que brillan. Kathrin Jansen, jefa de investigación y desarrollo de vacunas en Pfizer y Özlem Türeci, líder de la empresa de biotecnología BioNTech. En tiempos donde aún se debate el papel de las mujeres en la ciencia, ambas mujeres, junto a investigadoras como Sarah Gilbert, Teresa Lambe o la china Chen Wei, son de las científicas que más están contribuyendo a terminar con la pandemia.

Kathrin Jansen, la mujer que lidera el esfuerzo de la vacuna contra el Covid-19 en Pfizer

Kathrin Jansen es una “estrella del rock” en el mundo de las ciencias. Tiene un historial de producir vacunas difíciles contra viento y marea y ha encabezado el esfuerzo para preparar una vacuna contra el Covid-19 para el mercado. Lleva en Pfizer desde 2009, cuando la empresa adquirió Wyeth Pharmaceuticals, donde había estado trabajando en vacunas. A lo largo de su carrera de varias décadas, Jansen ha demostrado ser una especie de inconformista.

Jansen viene de otra importante farmacéutica, Merck. Allí impulsó a la empresa a desarrollar una vacuna contra el virus del papiloma humano o VPH, que puede causar cáncer de cuello uterino en las mujeres. Fue un proyecto improbable desde el principio. Nadie había podido desarrollar una vacuna para el herpes, un virus de transmisión sexual similar. Sin embargo, según un perfil en Stat News, Jansen se había encontrado con una investigación de la Universidad de Queensland que sugería que cuando las proteínas del VPH se bioingeniería a partir de levadura, se ensamblaban en partículas similares al virus, una base potencial para una vacuna.

Según los informes, Jansen tuvo dificultades para lograr que sus colegas se sumaran a la vacuna contra el VPH incluso después de convencer al director de los laboratorios de investigación de Merck. Existía la preocupación de que sería una pérdida de dinero para la empresa, algo con lo que nadie quería estar asociado. Pero Jansen perseveró y Gardasil fue aprobado en 2006. Hoy la vacuna es clave para eliminar el cáncer de cuello uterino.

Desde entonces, Jansen ha sido responsable de liderar el desarrollo de una vacuna que protege contra 13 cepas diferentes de neumococo, que causa meningitis en niños y neumonía en pacientes mayores. Continuó trabajando en vacunas para varias cepas de neumococo y buscó un nuevo territorio desafiante para el desarrollo de vacunas. Entonces llegó el COVID-19 y bajo su liderazgo Pfizer decidió colaborar con una compañía de biotecnología alemana, BioNTech, en una vacuna contra el Covid-19 usando ARNm, una tecnología no probada que usa ácido ribonucleico para programar el sistema inmunológico del cuerpo.

Özlem Türeci, de aspirante a monja a estrella científica

La revista ‘Time’ ha dicho de ellos que son «el matrimonio de científicos más célebre desde que Marie y Pierre Curie descubrieron la radioactividad». Özlem Türeci y su marido Ugur Sahin han liderado la investigación de la vacuna producida por su empresa de biotecnología, BioNTech.

Türeci y Sahin se conocieron en la Universidad de Sarre de Hamburgo. Él ya era médico y estaba especializado en oncología. Ella era estudiante de medicina. Comparten además historia familiar. Sahin nació en Turquía, pero con cuatro años llegó a Alemania, donde su padre consiguió un trabajo en una fábrica de automoción. Türeci había nacido en Alemania, pero también era hija de turcos. Su madre era bióloga y su padre trabajaba como cirujano en un hospital. Ha contado que de niña pensó en ser monja, después de ver cómo las religiosas cuidaban de los enfermos en el hospital en el que trabajaba su padre.

En 2008, crearon BioNTech. La idea detrás de la compañía era revolucionaria: usar ARN mensajero para entrenar al sistema inmune en la producción de sus propios antígenos. Ese es, precisamente, el mecanismo que utiliza la vacuna desarrollada por la compañía, en la que Türeci ejerce de directora médica.

La fama y la fortuna del matrimonio han crecido exponencialmente en los últimos meses. Se estima que el valor de la biotecnológica supera los 25.000 millones de dólares. Además, ellos ya figuran entre las 100 personas más ricas de Alemania. Y a pesar de eso, su austeridad se ha convertido en parte de su leyenda. La pareja, que tiene una hija adolescente, vive en un apartamento modesto de la ciudad de Magenta. Van a trabajar en bicicleta, no tienen coche y siguen dando clases en la universidad local. Cuando Albert Bourla, CEO de Pfizer, les llamó en noviembre para anunciarles que la efectividad de la vacuna superaba el 90 por cierto, lo celebraron con una taza de té.