Las mujeres ganadoras del Nobel 2020 rompieron los patrones. Principalmente con Andrea Ghez como la cuarta mujer galardonada con el premio Nobel de Física. Asimismo, Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna como la sexta y séptima mujer que reciben el premio Nobel de Química desde 1901. Y finalmente la poeta estadounidense Louise Glück, galardonada con el Premio Nobel de Literatura por «su inconfundible voz poética que con austera belleza hace universal la existencia individual». Se trata de la mujer número 16 en recibir este premio.

La importancia de estos lauros no deja de ser noticia. En primer lugar el de Literatura, un área donde el componente masculino y europeo es la tónica predominante. Pocas son las mujeres ganadoras del Nobel en este renglón. Entre 2010 y 2019, lo han ganado siete hombres y solo tres mujeres. Y si repasamos la historia, observamos una larga lista de hombres premiados y, de vez en cuando, una escritora: Selma Lagerlöf (1909), Grazia Deledda (1926), Sigrid Undset (1928), Pearl Buck (1938), Gabriela Mistral (1945), Nelly Sachs (1966), Nadine Gordimer (1991), Toni Morrison (1993), Wisława Szymborska (1996), Elfriede Jelinek (2004), Doris Lessing (2007), Herta Müller (2009), Alice Munro (2013), Svetlana Aleksiévich (2015) y Olga Tokarczuk (2018).

En la literatura y en la ciencia

Asimismo, en el caso de la Química. Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna se inscriben en una lista de mujeres ganadoras del Nobel en la que solo estaban Marie Curie (1911) por su descubrimiento del radio y el polonio. La científica polaca es, además, la única mujer que ha ganado dos Premios Nobel, ya que en 1903 también recibió el de Física. Después de ella, lo han recibido Irène Joliot-Curie (1935), por su síntesis de nuevos elementos radiactivos. Dorothy Crowfoot Hodgkin (1964), por determinar las estructuras de importantes sustancias bioquímicas por medio de técnicas de rayos X. Ada E. Yonath (2003), por el estudio de la estructura y función de los ribosomas. Finalmente, Frances Arnold (2018), por la evolución dirigida de enzimas.

Entretanto, en la Física, Andrea Ghez se convirtió en la cuarta mujer que gana el Premio Nobel de Física. Su nombre queda marcado en la historia junto con el de Marie Curie (1903), Maria Goeppert-Mayer (1963) y Donna Strickland (2018). Su investigación versa sobre uno de los objetos más exóticos del universo, los agujeros negros, que se han convertido en un elemento básico de la ciencia y la ciencia-ficción. «Donde el tiempo parece haberse detenido», según el comité que otorga los galardones.

¿Por qué necesitamos más mujeres ganadoras del Nobel?

Esta edición de los Premios Nobel comenzó el pasado lunes 5 de octubre con el de Medicina y finalizó el lunes 12 de octubre con el de Economía. Debido a la pandemia del coronavirus, la entrega de premios se está realizando a distancia.

Los rumores en torno a la activista sueca Greta Thunberg colapsaron para el Nobel de la Paz -que al final le fue otorgado al Programa Mundial de Alimentos. Este reconocimiento, junto al de Literatura, suelen ser los que más interés despiertan entre el público. En cambio, los de Medicina, Física, Química y Economía suelen recaer en equipos de investigación alejados de los focos, o en verdaderas eminencias en su campo que no suelen ser conocidas por el público. Aunque este año la COVID-19 está dando a la ciencia un papel más protagonista que nunca antes y los premios recibidos por mujeres están provocando una gran expectación y esperanza.

El dato clave

Solo el 3 % de los Premios Nobel otorgados en ciencia han sido para una mujer. Muchas mujeres dedicadas a la ciencia se han encontrado con obstáculos o, directamente, con el olvido a lo largo de los años.

Sobre esto, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha hecho un llamamiento a luchar por la igualdad en la ciencia. «La ciencia es una disciplina colaborativa, pero tropieza con el obstáculo de la brecha de género. Las niñas y los niños obtienen los mismos resultados en ciencias y matemáticas, pero solo una parte de las estudiantes opta por carreras científicas en la educación superior. Para estar a la altura de los desafíos del siglo XXI, necesitamos aprovechar todo nuestro potencial. Ese esfuerzo exige desmontar los estereotipos de género. Hay que apoyar a las científicas y las investigadoras en el ejercicio de su profesión».